Reseña de la Conferencia: L’inconscient de Lacan n’est pas celui de Freud. Alexandre Stevens
Alexandre intervino en la primera conferencia del ciclo de conferencias: “L’expérience analytique, entre l’Unbewusste et l’une-bévue” para la preparación del congreso de la NLS 2017; “Autour de l’inconscient, place et interprétation des formations de l’inconscient dans les cures psychanalytiques”
Primeramente, Alexandre nos comenta tres acepciones para señalar lo que no es el inconsciente en Freud, ni en Lacan. Se trata de tres concepciones postfreudianas:
En primer lugar habla de la contratransferencia, para señalar que no hay un pensamiento que se comunica de inconsciente a inconsciente, ni una intuición entre el inconsciente del analizante y el analista.
En segundo lugar, habla de como los analistas de la IPA se apoyan en el valor de la segunda tópica Freudiana para hacer del inconsciente una anomalía a controlar por el yo.
Y en tercer lugar, tampoco se trata del inconsciente como un saco, un repertorio de representaciones inconscientes. En este sentido, Lacan dirá que el inconsciente no es algo que estaba ya ahí sino que tiene una dimensión de reencuentro y de sorpresa.
Seguidamente nos comenta como Lacan, en sus primeros años retorna a Freud. En este momento se apoya sobre la primera tópica Freudiana, consciente, preconsciente, inconsciente. Aquí Freud hace del Inconsciente como una estructura de representaciones reprimidas. Estas representaciones es a lo que Lacan llama significantes. Los dos textos bases de esta concepción son “la interpretación de los sueños” y “psicopatología de la vida cotidiana”.
En este momento Freud habla de la represión, que siempre va acompañada del retorno de lo reprimido. Esto sería algo que viene al lugar de lo reprimido. Una representación, o un significante “desaparece” y es sustituido por otro en su lugar. Es lo que Lacan va a llamar la estructura de la metáfora.
Y es por esto que Lacan va a decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, donde los mecanismos que operan son la metáfora y la metonimia, lo que para Freud era la condensación y el desplazamiento.
Lo que Lacan añade es que más allá del sentido escondido, el efecto de verdad, lo que se desvela es un sujeto dividido, un sujeto que se produce en la represión y que cuando habla no quiere decir, pero dice, mas que hablar, es hablado, por ejemplo por sus actos fallidos, sus lapsus, sus sueños y sus síntomas. Es ahí, en las formaciones del inconsciente donde se desvela el sujeto dividido.
Estas formaciones del inconsciente son localizadas y analizables. Muestran los efectos de verdad del sujeto. No es lo mismo cuando se trata de algo sintomático, y aquí Alexandre habla de un ejemplo que pone Miller cuando dice que si un paciente llega tarde a la sesión hay que analizarlo, pero si llega siempre tarde no. En este sentido hay una diferencia en términos de analizabilidad entre las formaciones del inconsciente y los síntomas.
Precisamente, Freud va a remarcar que los efectos de desciframiento o de verdad no son suficientes para sacar al sujeto de su síntoma. Aunque sí puede producirse un alivio del sujeto, Freud dice que clínicamente esto no es suficiente y usa una serie de términos para hablar de esta ineficacia en el desvelamiento del inconsciente. Los términos que usa son; reacción terapéutica negativa, masoquismo primordial, resistencia, o pulsión de muerte.
En este tiempo y para dar cuenta de esto, Freud escribe; “Más allá del principio del placer”, “La psicología de las masas y el análisis del yo” y “El yo y el ello”.
Tras intentar desarrollar el término de pulsión de muerte, Freud va a modificar su teoría del Inconsciente de dos maneras. En “el yo y el ello” habla de un inconsciente dinámico, y un inconsciente descriptivo, sin embargo, Freud reconoce que hay un elemento más, e introduce un tercer tipo de inconsciente, un inconsciente estructural, lo que quiere decir que se reprime inconscientemente, es decir, que en realidad es el sujeto mismo el que opera la censura, pero él no lo sabe. Así, el yo Freudiano es inconsciente, lo que va a ser una anticipación de lo que Lacan va a llamar el sujeto dividido.
Tras esto, Freud escribe su texto “Inhibición, síntoma y angustia” donde va a desarrollar la cuestión del inconsciente y su relación con los síntomas en la clínica.
En este texto va a distinguir entre inhibición y síntoma sin atribuir una diferencia de gran valor. Lacan, en su seminario “La angustia” dice que todas las inhibiciones tienen una dimensión sintomática.
Además, en este texto, Freud aborda el síntoma de otra manera que al principio de su enseñanza. Aquí, Freud no habla de desciframiento del síntoma como una formación del inconsciente, sino que aborda el síntoma como un modo de satisfacción particular.
Según dice Miller, en “El partenaire síntoma”, En su primera enseñanza, Freud toma el síntoma como un modo de expresión y en este momento es un modo de satisfacción.
No se trata de la expresión de una verdad reprimida sino de un modo de funcionamiento no aislable, ni localizable (como sí lo eran las formaciones del inconsciente). Se trata de lo más íntimo de un sujeto, lo cual no quiere decir que no haya nada modificable ahí. Es modificable pero no eliminable.
¿Y cual es el factor que determina este funcionamiento perturbado o inhibición? según Freud se trata de la líbido. El síntoma es signo de un goce sustitutivo (una satisfacción sustitutiva que no ha tenido lugar).
Se trata de que la satisfacción esperada de la pulsión, el goce pulsional como tal, no puede tener lugar mas que a través de un síntoma. Es un goce paradojal por que uno goza de una manera síntomatica y nunca natural.
Lacan va a reforzar aún más esta distinción en su última enseñanza cuando habla de un inconsciente real. Así, Lacan diferencia entre inconsciente transferencial, el cual tendría que ver con el primer tiempo de Freud y con el desciframiento del inconsciente, e inconsciente real, que correspondería a este segundo tiempo de Freud a partir de “Inhibición, síntoma y angustia”.
Se trata de un aspecto simbólico, el de las formaciones del inconsciente, y un aspecto real, el del goce. La satisfacción inconsciente estaría en los dos niveles, siendo la primaria la satisfacción a través del síntoma, y la secundaria la que se da a través de las formaciones del inconsciente.