RESEÑA DE LA CONFERENCIA; «EL FRACASO DE LA FAMILIA COMO DISCURSO EN LA CLÍNICA CONTEMPORÁNEA». DOMENICO COSENZA

«EL FRACASO DE LA FAMILIA COMO DISCURSO EN LA CLÍNICA CONTEMPORÁNEA»
DOMENICO CONSENZA

Domenico nos va a hablar durante toda la conferencia sobre su investigación clínica alrededor del tema de la familia y de las nuevas formas del síntoma. Nos hablará sobre todo de las dos formas más clásicas de estas nuevas modalidades del síntoma: la toxicomanía y los trastornos alimentarios. Estas dos formas las cataloga como siendo las primeras epidemias que se producen en los países desarrollados.

Nos señala algunas diferencias entre estas nuevas formas del síntoma y los síntomas clásicos en el sentido Freudiano:

El síntoma Freudiano divide al sujeto y le hace preguntarse por algo en el momento de la consulta. Es algo que le hace realizar una demanda de ayuda. Sin embargo, tanto en la anorexia como en las toxicomanía, el sujeto tiene la sensación de que su síntoma es algo que él puede controlar y por lo tanto no hay demanda de análisis. En estos casos, quien consulta son los familiares, amigos o parejas, pero no el propio sujeto.

Otra diferencia es que el síntoma clásico está caracterizado por el sufrimiento que produce, mientras que estas nuevas formas del síntoma tienen una cara egosintónica, es decir, una cara de satisfacción, y muchas veces también de identificación al propio síntoma.

Domenico subraya una cuestión importante cuando nos dice que tenemos que pensar estos síntomas a partir de la cuestión de la familia. En esto se basa la terapia sistémica, sin embargo, ésta apunta a pensar en los síntomas de una manera determinística y fruto de un funcionamiento familiar alterado. Para ellos, el síntoma funciona como la solución de una alteración interna al sistema de las transacciones familiares.

Nosotros, desde el psicoanálisis tenemos una posición diferente. El sujeto humano se constituye en el campo del Otro y también es el resultado de un sistema familiar, pero no todo lo específico del goce de un sujeto puede reducirse a los efectos del sistema de la familia y por lo tanto, no hay determinación absoluta del sujeto. Hay un modo de goce que está en el corazón de todo síntoma que no es reductible a ningún determinismo. Es donde entra en juego algo de la elección singular de un sujeto, y es por ello que no es suficiente que algo cambie en la postura simbólica del Otro para que el síntoma desaparezca, aunque sí es importante trabajar con la familia, ya que el funcionamiento familiar puede obstaculizar el trabajo terapéutico del paciente para salir de su posición síntomatica.

A continuación, el autor nos habla de un concepto de Lacan muy importante en estos casos. Se trata de la noción de discurso , este concepto traduce la fórmula del lazo social de Freud. La entrada en un discurso es lo que permitiría al ser hablante entrar en el lazo con el Otro aceptando como precio una pérdida de goce, es decir, que a cambio de no poder hacer todo lo que quiera podrá humanizarse.

Según Lacan, la familia tiene una función discursilizante en este sentido. Esta función de discurso cumple su cometido cuando por ejemplo los padres pueden introducir en la vida de sus hijos algo que les permita regular su goce, algo que haga de límite y de regulación.

Este algo es la clave de la castración simbólica en la vida del sujeto. El problema es que el discurso familiar no siempre funciona como regulador de goce, y cuando esto sucede vamos a encontrarnos con estas formas del síntoma no metafóricas. En estas familias, lo que prima en su interior es un goce sin límite donde lo que prevalece es la dimensión narcisista frente a la dimensión simbólica que es la que prima en las familiar donde sí hay una función reguladora.

Aquí el sujeto se queda en una posición de objeto lleno de goce y se eclipsa. Es por ello que es necesario, en estos casos, que alguien intervenga en lo real poniendo un límite, ya que el sujeto por sí mismo no puede. Por ejemplo, a veces en la anorexia es necesario hospitalizar como una manera de evitar la muerte.

También nos señala Domenico que a veces estos síntomas pueden tener una función respecto al lazo familiar, y nos pone como ejemplo que a veces el síntoma de un sujeto es algo que va a tratar lo imposible de la relación entre los padres, o una angustia intratable de otra forma. Esto se ve muy bien en algunas ocasiones cuando paradógicamente aumenta la angustia de los padres al mejorar el sujeto, por que esta mejoría vendría a desestabilizar la dinámica familiar.

Con respecto a estos padres, nos comenta Domenico, que lo que suele pasar es que hay una dificultad para estar en el intervalo entre la función paterno-materna y la función hombre-mujer.

Lo que ocurre es que se quedan en una de ellas, o todo madre-padre, o todo hombre-mujer. Y nos pone el ejemplo de la anorexia donde la madre está en la posición de madre únicamente, también puede ocurrir que los padres se queden únicamente en la posición de hijos. En este sentido hay que ayudar a los padres a construir su propio síntoma.

Con respecto a los hijos, esto tiene unas consecuencias de estrago, ya que se les hace difícil poder ubicarse en estas dos posiciones al mismo tiempo y con el síntoma renuncian a encontrar una posición sexuada.

En lo que concierne a las adicciones, el autor hace referencia a la agudeza clínica de Karl Abraham. Según él, en la manera de gozar de estos sujetos lo que se produce es la elección de un objeto de goce inanimado, en lugar de la elección de un partenaire sexual. Esta elección introduciría una condición de incertidumbre muy difícil de soportar para sujetos que no se han separado del objeto primero, quedando atrapados en la primaria forma de goce oral.

Lo que sucede en estos casos, y también en el alcoholismo, la anorexia y la melancolía, es que hay un rechazo del destete, donde el sujeto no puede separarse de su objeto de goce primario. Así, la única manera que encuentra es elegir a otro objeto inanimado que le pueda dar la ilusión de control del objeto.

Mientras que el objeto sexual es un campo de incertidumbre, el objeto inanimado les provee de la ilusión de un goce absoluto, un goce máximo, por que en efecto se trata de sujetos que quieren gozar al máximo, lo que a veces puede llevarles a la muerte.

 

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