La invención del deseo. Enric Berenguer
Enric Berenguer intervino en las Jornadas de Puertas Abiertas de la Sección Clínica de Barcelona el 31 de mayo del 2014 con la conferencia “La invención del deseo”. Esta conferencia está vinculada al Seminario VI de Lacan “El deseo y su interpretación”.
En primer lugar, Enric, trata de dar cuenta de por qué este título, y nos habla de que los conceptos son siempre invenciones, sobre todo en psicoanálisis. Llamar a los conceptos invenciones es algo que está presente en el espíritu de enseñanza de Lacan, puesto que él “inventaba” conceptos para dar cuenta de su práctica analítica, ya sea como analista o como analizante.
El deseo es fundamentalmente una invención del sujeto, una invención que orienta al sujeto con una brújula que él mismo construye. El concepto de deseo es un concepto que incide en el mundo. No es una invención de Lacan, ya que tuvo su antecedente en Freud. Para éste, el deseo aparecía en las formaciones del inconsciente de los pacientes que escuchaba, sin embargo, el concepto de deseo alcanza una dimensión diferente en Lacan.
Jaques Alain Miller, en el texto de presentación del Seminario VI, introduce algo nuevo, ya que aquí no se trata solamente del deseo como algo que produce el inconsciente, sino que Lacan va a encontrar algo de otro orden; la presencia del fantasma en el inconsciente.
Según Berenguer, esto quiere decir que el inconsciente no es solo una máquina que interprete, sino que el sujeto hace cosas, en y con su inconsciente, es decir, que el sujeto es partícipe, interviene en esa interpretación del inconsciente.
Lacan, con la idea de fantasma, empieza a articular esta concepción de que somos inventores y productores de nuestro deseo.
El interés de Lacan por el tema del deseo se inscribe en una reflexión profunda de Hegel. Así, inspirado en la pregunta ,¿cómo puede el sujeto salir de la dialéctica del amo y el esclavo?, Lacan se pregunta cómo el sujeto puede liberarse del peso masivo y alienante del Otro sobre el sujeto, y acentúa el deseo como una posibilidad de trascender esta dimensión de alienación profunda.
El deseo para Lacan, en el Seminario V, es una función irónica. El sujeto puede hacer chistes con los significantes del Otro, lo que es una forma de operar con el Otro. Ahí Lacan comienza a introducir la idea del objeto metonímico, donde la función del deseo surge como rebelde, una función de fuga a la dominación del Otro de la demanda. Es en cierta manera una forma de degradar al Otro.
Enric se pregunta si esto se trata de una pura metonimia de orientación, comentándonos que de lo que se ocupa Lacan en el Seminario VI es de mostrar que a pesar de todo hay una orientación de esta función metonimica del deseo, no es una función de fuga hasta el infinito, sino que una vez que el sujeto va más allá de la orientación de los significantes del Otro de la demanda, se construye una cierta orientación, y esto es lo que él va a llamar fantasma.
El fantasma sería esta invención del sujeto para orientar la metonimia, mediante la cual, sale del marco preciso en el que el Otro había enmarcado la pregunta por su ser y por su deseo.
El fantasma es fundamentalmente un dispositivo de interpretación. Una invención del sujeto para interpretar.
¿Podríamos tener una relación con el otro que no sea mediada por el fantasma? Enric responde que es muy difícil y que habría pocos momentos en la vida donde verdaderamente se acceda al otro como tal, vemos al Otro a través del fantasma, y no como tal. Inventamos al Otro a través de nuestro fantasma.
El fantasma es este dispositivo de interpretación del Otro. Una construcción que implica una invención que trata de resolver dos problemas.
Un problema en relación con el Otro del lenguaje, en cuanto éste no tiene una respuesta para lo que es el ser del sujeto. El otro problema tiene que ver con la relación del sujeto con su cuerpo, precisamente por que la pulsión no tiene objeto, el fantasma introduce un objeto en ese vacío de la pulsión, y va a introducir una regulación en este dispositivo pulsional.
Enric también comenta que el fantasma tiene cierta dimensión subversiva del Otro, algo de perverso, de una cierta oposición al Otro. Es la dimensión inconformista del fantasma.
La interpretación fantasmática está presente en las formaciones del inconsciente. Somos responsables de lo que nuestro inconsciente interpreta, y esto es algo que constituye nuestra orientación. No hay un destino, es el sujeto el que produce su destino. Hay un fantasma de destino.
En un análisis se trata de mostrar que allí donde el sujeto creía que había recibido un destino del Otro, hay algo que él ha inventado, y en este sentido queda todo un trabajo que hacer, ya que el fantasma no es una respuesta que cubra todo. Lo más importante de la vida de un sujeto es precisamente aquello que no acabó tapado por el marco del fantasma. Este es el sentido del análisis, poder ir más allá de ese marco y ver que queda mucho por inventar.
Enric acaba comentando que los conceptos de los que hablamos son validados en el análisis de cada uno. Por ejemplo, el concepto “deseo” tiene algún sentido para alguien si ese alguien puede hacer alguna lectura particular, desde su propio análisis, de lo que ahí está en juego.