Amor, deseo y celos. Guy Briole

Esta conferencia fue llevada a cabo el pasado 23 de octubre de 2016 en el Seminario del Campo Freudiano de Granada con el título : “Amor, deseo y celos”

En un principio Guy Briole nos habla de que en una relación de dos siempre hay tres. Este tercer elemento es el fantasma, que siempre se hace presente en los partenaires.
En un encuentro amoroso nunca hay garantías de nada en ningún momento y nunca se sabe lo que puede ocurrir. Además, en el corazón de toda relación están los celos, los cuales pueden ir desde una pequeña duda hasta una tortura devastadora.

Según Guy, Julia Kristeva expresa muy bien estos anudamientos, diciendo que en el amor hay dos componentes inseparables:
La necesidad de complicidad y la necesidad dramática del deseo que puede conducir a la infidelidad.
Según ella, la relación amorosa tiene que ver con esta mezcla de fidelidad e infidelidad.
Guy nos dice que el sexo lo dice todo en una relación, y que el resentimiento, alejamiento o rechazo del otro son modalidades transitorias de infidelidad. Según Philippe Sollers, esto sería una forma de traición intelectual.

Sospechar del otro es también una forma de infidelidad, ya que siendo celoso se instaura en el partenaire la idea de la traición. Es situar en el otro algo que está en uno mismo.

Sobre el deseo y el amor, Guy cita el seminario de Lacan “La identificación”. Aquí Lacan dice que Freud, en «Introducción al Narcisismo», nos enseña que amamos en el otro aquello que creemos ver de nosotros mismos. Es decir, que allí donde creemos amar al otro se rebela que lo que amamos en él es de la misma textura que lo que nos constituye a nosotros. Así, la libido es narcisista.
Lacan resalta la diferencia entre el deseo y el amor, articulando el deseo a al falta. Se desea al otro en tanto no se puede tener del todo y se desea al otro en tanto deseante.
En cuanto al amor, cuando amo al otro, me amo en el otro. En el pasaje al amor, el deseo ha sido abandonado. Aquí aparece la disyunción entre deseo y amor, donde lo que ocurre es que si el sujeto es sujeto del deseo, no es sujeto del amor, lo que correspondería a la frase de Freud: “Cuando aman no desean y cuando desean no pueden amar”
El hombre es propenso a interrogarse ¿la amo? ¿mi deseo es adecuado al suyo? esta sería la duda que se plantea en el neurótico obsesivo y en todo hombre en general. Así, los hombres suelen estar atormentados con las dudas mientras que las mujeres se atormentan con el amor.

En cuanto a los celos, Guy los define como “una sensación de exilio doloroso”. Freud, en “sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad” habla de tres tipos de celos:
-Los celos concurrentes o normales
-Los celos proyectados
-Los celos delirantes

Los primeros los encontramos en los casos en los que aquel que ama ha perdido su objeto de amor, y éste está junto a otro. Son los celos por el rival donde aparecen los autorreproches por no haber sabido conservar el objeto de su amor. Estos autorreproches se desplazan sobre el rival a modo de envidias, reproches, sentimientos de traición y venganza…etc.

Los segundos provienen en los dos sexos de los propios impulsos a la infidelidad relegados a la represión. Así, el sujeto proyecta en el otro sus propias ideas o deseos infieles.
En este caso, Guy nos comenta que no es extraño que aquel que tiene la intención de engañar se ponga a vigilar al partenaire.

Por último, los terceros también están ligados a tendencias reprimidas de infidelidad, sin embargo, la diferencia, según Freud, es que éstos son de naturaleza homosexual, y la forma de la defensa sería “no lo amo a él, es ella la que lo ama”. Estos celos estarían muy ligados a la paranoia. Lo que encontramos en el centro de estos celos es la certeza de que el otro engaña.

Guy añade también otros dos tipos de celos:

-Los celos de la exclusividad
-Los celos de la sospecha

Los primeros se refieren a la exclusividad de la prueba de amor: “Dime aún, aún y aún que soy el único a quien amas”.
Según Guy, hay en esta cuestión sin fin algo que quedó irresuelto de la neurosis infantil. Lo que este hombre quiere sobre todo es el amor del otro para él, dejando al deseo en un segundo plano.
Esta comedia evita que el hombre se encuentre en el lugar del amante con una mujer deseante, prefiriendo ser el amado a ser el amante.
Refiriéndose a la exclusividad, Guy dice que ésta no se pide y que si uno la pretende ha de saber sostenerla, lo que reenvía al sujeto a la cuestión de cómo sostener su deseo.

Los segundos se refieren a la sospecha de que el objeto deseado no es deseante, esto podría encarnarse en la frase: “El no me desea, su deseo está en otra parte”. Según Guy es aquí donde se situaría el nacimiento de los celos.
En este caso la estrategia que utiliza el amante es recuperar el objeto en su versión objeto de amor “si te escapas por que no me deseas, te intento recuperar del lado del amor”

Para finalizar Guy habla del amor en transferencia, y nos comenta que tanto el hombre como la mujer son extranjeros el uno del otro y que el psicoanálisis apunta a que cada uno encuentre el camino de su propio deseo.
Al igual, analista y analizante son dos extranjeros y en un análisis la transferencia de amor no se sostiene por la fidelidad al analista sino por una relación a la verdad que pasa por el buen decir.

 

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