El lenguaje del cuerpo
“X viene a la consulta aquejada de dolor e hinchazón en las piernas que no remite con el tratamiento médico, de hecho, ha sido su médico quien la ha impulsado a buscar a un psicoanalista. Al principio solo habla de su dolor pero poco a poco, otras palabras se van abriendo camino, es entonces cuando se torna posible escuchar aquello que habla desde su cuerpo. Es en este poder nombrar algo que va más allá de su dolor físico como este dolor se va transformando”
Como vemos en esta viñeta clínica hay un real ante el cual, a la ciencia no le queda más remedio que admitir que existe algo más allá de toda explicación biologicista. Las teorias cognitivo conductuales tampoco dan una respuesta, ya que alientan a aceptar el dolor y vivirlo con dignidad, pero no lo tratan. Sin embargo, el psicoanálisis nos ofrece una salida diferente, ya que permite dar cuenta de algo de lo acontecido en las somatizaciones y otros fenómenos de cuerpo . Nuestra orientación es escuchar aquello que habla desde el cuerpo, abriendo la posibilidad de que se exprese de otra forma.
Y es que el cuerpo es algo más que organismo, y ese algo más es el lenguaje, la cultura que es inseparable de lo orgánico. Por eso, los seres humanos tenemos un cuerpo, a diferencia de los animales que tienen solo el organismo. Este hecho no es tenido en cuenta por la ciencia ni por la medicina, las cuales ven el cuerpo desde un punto de vista totalmente imaginario, olvidando su dimensión simbólica y real, no teniendo en cuenta la subjetividad.
Así, el dolor de causa no orgánica conocida es un lenguaje del cuerpo, éste habla a su manera, diciendo algo de la subjetividad del sujeto, algo que la persona no puede, de momento, articular en palabras y que se expresa de una forma sintomática a través de somatizaciones por ejemplo. El cuerpo puede hablar de muchas formas, expresarse con síntomas variados, pero la subjetividad siempre está implicada de una forma muy particular. Esto lo podemos ver en la neurosis y en la psicosis por ejemplo.
En cuanto al ejemplo de la neurosis, Freud, en “Estudios sobre la histeria” nos habla del término conversión, refiriéndose a ella como una “transformación de la excitación psíquica en síntomas somáticos permanentes”. Para ello nos pone varios ejemplos en sus historiales, y los casos Emmy, Lucy, Catalina e Isabel dan buena cuenta de lo que hablamos. Así, en la histeria, el afecto se somatiza derivando en una inervación somática y afectando a algún órgano del cuerpo. Órgano que no es elegido al azar, ya que siempre son zonas significantes para el sujeto, en el sentido que tienen que ver con su historia personal. También puede ocurrir que el síntoma histérico asiente sobre una lesión orgánica previa, pero en todo caso lo que vemos es que la angustia histérica se manifiesta como síntomas corporales.
Pero el dolor también puede presentarse de una forma particular en la psicosis ordinaria, donde hay algo que en un momento dado se desequilibra, apareciendo el dolor como un efecto de esto. Aquí el dolor sería como una manifestación de que los tres registros, real, simbólico e imaginario, no están bien anudados, ya que en el ser humano la constitución del cuerpo no sucede de manera natural sino que es necesario un buen anudamiento de lo simbólico para sostener el cuerpo.
La forma en que este fenómeno se presenta en la clínica es con un llamado de auxilio al dolor, como una demanda para tratarlo, pues en principio el sujeto no cree que este dolor tenga nada que ver con sus avatares de vida, es decir, hay como una desconexión entre el ser y el cuerpo, una separación entre lo subjetivo y el cuerpo. Sin embargo, en esta separación adviene el síntoma hablando por su cuenta.
Freud decía que el dolor psíquico a veces se convierte en dolor corporal como una forma en que la defensa del yo se ahorra este dolor psíquico. Y es que las palabras que se dicen pueden doler pero también pueden liberar al sujeto del dolor en su cuerpo. Si encuentra la manera de conectar algo de su subjetividad con su cuerpo, las piezas sueltas comenzarán a encajar y lo que estaba tapado en forma de goce en el cuerpo podrá ser puesto en palabras aliviando su dolor. Así, el psicoanálisis ofrece un lugar al sujeto donde éste pueda desplegar su subjetividad y donde pueda acontecer la cura por la palabra.
- Sánchez González. Seminario “El cuerpo y lo real, simbólico e imaginario” 17-10-2009.
- Freud. Estudios sobre la histeria. 1895
- Castellanos. La fibromialgia y el dolor desde el psicoanálisis. Conferencia en el Colegio oficial de médicos de las Islas Baleares. Febrero 2013
Maribel Sánchez. C/González Adalid. 13
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